Otra visión de su desordenada y parafernálica mente de meláncolico esquema.

Vince se acostó aquella noche con la asechadora sensación de que no podría dormir. Los segundos pasaban, suspendidos en el tiempo, sobre su mente. Comprendió entonces que la fragilidad de sus pensamientos se reducía al simple hecho de haber visto a Solstice, amablemente egoísta, observando las nubes con atención desde su ventana.

Observar el techo se presentaba como una opción claramente aburrida. Faltaban algunos minutos para la medianoche y en su modesto departamento todos dormían. Sabía que si iba al refrigerador por algo de comida se le haría más difícil dormir.

Esto de volver a vivir en su apartamento no le resultaba fácil: se había acostumbrado a las comodidades de la gran casa de su padre, que frecuentaba en el verano.

Esas vacaciones para Vincent habían sido las más cortas de su vida. Realmente disfrutaba pasar aquellas fechas con su padre y hermano mayor; mientras su madre lo llamase todos los días desde Londres –donde impartía clases de fotografía– no habría mayor problema.

Repentinamente, el nuevo año había llegado para Vince. Odiaba aquella rutina de pretender y pretender. Nada nuevo empezaba para él. Siempre se decía a si mismo que cuando algo rompiese la monotonía que lo perseguía cada día con más fuerza sería la persona más feliz del mundo y que haría una obra de arte en agradecimiento a la humanidad.

Era precisamente aquella imagen la que extrañamente no lograba sacar de su mente.

***

Principalmente se encuentra aquí porque mi amiga Luna quería conocer a Vince.

Es un extracto del primer capítulo de la historia que estoy escribiendo. A mi, personalmente, me gusta.

En fin, me duele la cabeza y creo que contraeré la gripe porcina pronto, mi hermano ya cayó D: Así que no creo que me falte mucho para unirme a la legión de los porcinos.

Saludos, gente, que estén bien & perdonen la inactividad~

Nanda.-